A Dios
Dios, que estás en los cielos, sálvame, porque soy creador de las máquinas, hago cerebros electrónicos,
que nunca pensarán en ti.
Dios, que estás en los cielos, mírame, soy buen escrutador de arcanos,
tengo potentes telescopios,
que nunca podrán encontrarte.
Dios, que estás en los cielos, búscame, surco los aires con motores, vuelo aviones de retroimpulso,
que nunca llegarán a ti.
Dios, que estás en los cielos, quiéreme, soy el inventor de lo práctico, hago corazones mecánicos, que nunca podrán adorarte.
Dios mío, a pesar de mis máquinas, ¡quiero pensar en ti!
Dios mío, qué importan telescopios,
¡quiero poder mirarte!
Dios mío, volando los aviones,
¡quiero siempre encontrarte!
Dios mío, aunque fabrique inventos,
¡quiero siempre amarte!.
Antonio Castro Leal